¿FELIZ NAVIDAD?
Salimos a la calle y todo lo que nos rodea son indicios evidentes de que se aproximan un año más las Fiestas de Navidad, observamos los escaparates decorados, los Portales de Belén, las colas interminables en las Administraciones de Lotería, la compra de exquisitos manjares para los días en que se festeja con la familia y con los amigos, el envío de christmas, las felicitaciones por internet, la compra de abetos navideños con sus correspondientes adornos...pero ¿y el auténtico espíritu navideño?, ¿dónde queda?, ese en el que Asociaciones y ONG se vuelcan con campañas para ayudar a los más necesitados, a aquellos para los que la Navidad es poco menos que una utopía. Ese momento de compartir, de mirar algo más que nuestro propio ombligo y abrir las manos para repartir, pero no lo que nos sobra, sino lo que compraríamos para los nuestros. Pasar un poco de tiempo con aquellos que más nos necesitan, y sentir que ese tiempo es el más hermoso que has vivido. A veces, lavamos nuestras concienc...
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Sus cabellos color azabache fluyen en cascada suavemente por la almohada, como si huyesen del reflejo de penumbra que oculta su rostro bajo los pliegues de la cama…
Siento su calor cerquita mío. Siento el cariño y el amor que corre por mis venas como un torrente, mientras mi cuerpo se estremece de impotencia al no querer despertarla. Pueden pasar segundos, minutos, horas… El tiempo hace mucho que pasó a ser el mero latido del reloj de pared que cuelga junto a la ventana. Un latido que rompe el silencio reinante con la inocencia de un pequeño.
Entonces, sus ojos se abren poquito a poco.
Afina la mirada y reconoce mi rostro; son ríe con alegría y si apenas moverse me dice:
- Buenos días.
Acaricio su rostro con las yemas de los dedos, casi sin tocarla, rozando sus mejillas, pasando por sus labios… Entonces ella abre los brazos y me invita a fundirme en un abrazo. Siento el calor de su pecho, el aliento que emana y le susurro, muy bajito, al oído…
- Te quiero…
Ambos nos quedamos sumergidos en la quietud, como si estuviésemos escondidos, acurrucados el uno junto al otro, desapareciendo de la realidad…
No hay sonidos…
No hay movimiento…
No hay palabras…
Solamente hay una caricia leve dedicada, un beso que se escapa y dos almas furtivas…
"el hechicero"