Salimos a la calle y todo lo que nos rodea son indicios evidentes de que se aproximan un año más las Fiestas de Navidad, observamos los escaparates decorados, los Portales de Belén, las colas interminables en las Administraciones de Lotería, la compra de exquisitos manjares para los días en que se festeja con la familia y con los amigos, el envío de christmas, las felicitaciones por internet, la compra de abetos navideños con sus correspondientes adornos...pero ¿y el auténtico espíritu navideño?, ¿dónde queda?, ese en el que Asociaciones y ONG se vuelcan con campañas para ayudar a los más necesitados, a aquellos para los que la Navidad es poco menos que una utopía. Ese momento de compartir, de mirar algo más que nuestro propio ombligo y abrir las manos para repartir, pero no lo que nos sobra, sino lo que compraríamos para los nuestros. Pasar un poco de tiempo con aquellos que más nos necesitan, y sentir que ese tiempo es el más hermoso que has vivido. A veces, lavamos nuestras concienc...
Dicen que la vida es como un tren que va parando a lo largo de muchas estaciones, y en la cuáles siempre hay gente subiendo y bajando constantemente, para acompañarte durante casi todo el recorrido, o en un breve trayecto. Nuestro viaje siempre comienza con nuestros padres y hermanos de la mano, y nuestros familiares más cercanos, tíos, primos, en la que se nos presupone la etapa más feliz de nuestra vida, comer, dormir, jugar... Luego vamos agregando a nuestros primeros amigos, esos compañeros de colegio que nos acompañaran durante toda nuestra infancia, y con algo de suerte, aunque alguno se quede en el camino, hasta nuestros 16 años aproximadamente, donde ya cada uno comienza a elegir, el principio del resto de nuestras vidas. Entramos en esa edad, donde nuestros mejores amigos son los únicos que tienen la razón, y el criterio más valioso, y nuestros padres quedan relegados a un segundo plano, porque por supuesto, ¡qué van a saber ellos de la vida! Etapa de decisiones complica...
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