El día más feliz de tu vida

Así es como solemos llamarlo, "el día más feliz de nuestras vidas", ese día en que dos personas van a unirse ante Dios para supuestamente, el resto de sus vidas.
Un día marcado por tradiciones y tópicos, la novia ha de llegar después del novio y con ello hacerlo sufrir un poquito mientras la gente murmura,"¿y si la novia se arrepiente?", el secreto mejor guardado y a la vez el momento más esperado, el traje de la novia, motivo de admiración para unos y de crítica para otros, porque si algo está claro es que es demasiado complicado complacer a todos.
Esos eternos saludos de familiares y amigos que parece que no se han visto en años y que probablemente, no vuelvan a encontrarse hasta el próximo enlace o acontecimiento importante de índole familiar.
Y por supuesto, esa misa que en ocasiones se hace eterna con la gente murmurando de fondo y el sacerdote que parece no tener ningún interés por terminar con su verborrea, preparada para la ocasión.
Aunque para mi, sin duda alguna, el mejor momento, es la aparición de la novia en la iglesia, y la cara del novio al verla caminar hacia el altar, ese momento mágico en el que el tiempo se detiene porque sin duda se piensa que jamás la habías visto tan guapa.
Un momento, al que no demasiada gente presta atención, pero sin duda es una imagen que merece la pena contemplar.
Luego, llega el convite, horas y horas de comida, el lanzamiento del ramo, el reparto de los novios del famoso puro y el detalle entregado por la novia, que casi siempre es un bonito alfiler, y la entrega del regalo de los invitados a los novios.
Más tarde, llegamos a ese momento estelar en que todo el mundo a golpe de cubata se desmadra bailando, ese día se baila con personas que no has visto en tu vida, pero bueno, ¡un día es un día!, y ya casi al final del acontecimiento, se ven imágenes que son dignas de fotografiar y colgar en youtube, personas descamisadas, gente con una cogorza impresionante, otros que casi no se mantienen de pie, casi siempre las sufridas mujeres, por esos dichosos tacones, y entre los últimos coletazos de tal ocasión esos invitados que se despiden como un millón de veces antes de marcharse del todo.
Pero sin duda, sea por una razón u otra, todos se marchan con una sonrisa en la cara y un dolor espantoso en los pies.

¡MUCHAS FELICIDADES A LOS RECIÉN CASADOS!

Comentarios

Entradas populares de este blog

Ese tren llamado "vida"